Todo comienza por uno mismo y desde uno mismo. No puede construirse una sociedad sin individuos conocedores de sí mismos, humanizados, libres, y dispuestos a amar.
«Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo» (Ghandi)
Comenzar por uno mismo parecería una tarea secundaria cuando hablamos en términos de sociedad pero no lo es en absoluto.
Desde los avances en psicología transpersonal de finales de siglo hasta los últimos descubrimientos científicos en física cuántica parece ser que nos acercamos a una nueva Cosmovisión del ser humano como una sola realidad, Perfecta y radicalmente unida. No estamos separados como nos parece. Como si de una trama se tratara la distinción entre unos y otros no es sino un producto de nuestra percepción. La verdadera realidad es que estamos íntimamente unidos hasta el punto de afirmar que somos una sola realidad. Así se entenderían todas las afirmaciones que se han hecho en los últimos decenios sobre la interrelación de todos los elementos del cosmos. Que lo que pasa en cualquier lugar y persona tiene repercusión en todos.
Recordar la famosa sentencia de que un aleteo de mariposa en el bosque tropical puede generar un huracán en el otro lado del mundo…
Pero sin entrar en disquisiciones filosóficas, una verdad muy sencilla es que los cambios que ejerza en mi persona, van a redundar en los demás. Por lo que en donde realmente tengo poder para transformar el mundo es sobre mí mismo.
Una de las figuras más insignes del movimiento de la psicología positiva es Martin Seligman que propone un sencillo, concentrado y agudo camino hacia una vida gratificante y satisfactoria. «Un plan de acción para conseguir la felicidad» como el mismo describe y que consiste en transitar los tres caminos que llevan a la felicidad: la vida placentera, la buena vida y la vida con sentido. Según él lo ideal es una mezcla de los tres. La vida placentera consiste en los placeres superficiales como clave de la felicidad y eso es lo que mucha gente persigue erróneamente según su opinión, fascinados por la idea hollywoodiense de la felicidad que consiste en pasarse el día riendo y sonriendo.
Ciertamente una vida que gira en torno al placer inmediato y a la gratificación ofrece un cierto grado de felicidad pero en última instancia acaba resultando poco satisfactoria.
Por esta vida placentera no solamente se entiende cosas como una buena comida, viajes, etc. sino incluso comprarse un coche o una casa. Ya que si bien dan un subidón inicial, pasado poco tiempo todo vuelve a ser lo mismo.
Obviamente el dinero tampoco es la respuesta, pues una vez conseguido lo más básico que necesitamos para vivir: comida y techo, al contrario de lo que creemos, el dinero que podamos añadir, no incrementará mucho nuestra felicidad.
Si queremos ser felices de verdad, afirma Seligman, tenemos que «centrarnos en conseguir una buena vida y una vida con sentido».
Para conseguirlo, debemos identificar lo que él llama nuestras fortalezas distintivas, que podrían ser cualquier rasgo positivo de nuestra personalidad, cualquier valor, desde la confianza, la alegría el liderazgo o el gusto por aprender… etc. etc.
En la psicología humanista hay muchos métodos para conocer estas fortalezas, lo que también se llaman rasgos de la identidad o del ser*.
Conocer nuestras fortalezas distintivas es el primer paso, utilizarlas cada vez más en nuestro día día nos hará sentirnos más felices y más satisfechos. Aprovechando nuestras fortalezas la vida nos parecerá más gratificante y nos sumergiremos por completo en lo que estamos haciendo… Sea cual sea el tipo de trabajo que hagamos, música o deporte; un estado que los psicólogos positivistas llaman «fluir» y que está directamente relacionado con el mindfulness y la meditación.
Así, utilizar nuestras fortalezas distintivas en nuestra vida profesional y personal nos ayudará a conseguir una «buena vida», mientras que, y aquí está la guinda, aprovecharlas para ayudar a los demás nos situará en el camino correcto para conseguir una «vida con sentido».
Combinar los tres caminos nos hará personas profundamente felices.
www.authentichappiness.org/
Sabemos íntimamente que todo ser humano es digno y debe saberse digno nazca donde nazca. Tiene el derecho a ser el mismo y desarrollar todas sus potencialidades para ser feliz. Pero ello necesita, además de una decisión y un compromiso personal, disponer de los medios necesarios para su consecución.
Desde Mar Solidaridad entendemos y promovemos el crecimiento personal en todos nuestros proyectos. Allí y aquí, aquí y allí, porque de una nueva manera de vivir y entender el mundo (de un nuevo paradigma) nacerá el cambio cualitativo que el mundo ardientemente necesita.
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